Todo proceso que afecte a huesos, músculos o articulaciones es susceptible de ser valorado por un especialista en reumatología. Generalmente, el síntoma más importante que lleva a los pacientes al reumatólogo es el dolor en alguna parte del aparato locomotor. No obstante, otros síntomas también pueden ser importantes, como la hinchazón, la deformidad de las articulaciones o la limitación de la movilidad. Muchas veces, estos síntomas se acompañan de fiebre, alteración del estado general, cansancio, trastornos del sueño, lesiones en la piel o en las mucosas o alteraciones en otros órganos del cuerpo.

 

Se puede considerar la visita al reumatólogo cuando exista:

 

  • Dolor en reposo o a la movilidad, en las articulaciones de los miembros.
  • Dolor en la columna, tanto lumbar como cervical o dorsal, con o sin dolor neurítico irradiado, especialmente cuando persisten largo tiempo.
  • Artritis, es decir inflamación de una o más articulaciones.
  • Prevención de la osteoporosis en el periodo postmenopáusico o tratamiento de esta enfermedad cuando produce síntomas o complicaciones.
  • Alteraciones en los análisis o en las radiografías sugestivos de enfermedad reumática, aún cuando el paciente no presente síntomas.

Fuente: SER