La artritis reumatoide “no es una enfermedad de viejos”, afecta a una de cada cien personas en el mundo y no tiene nada que ver con el clima. Las causas que provocan esta patología crónica son todavía de naturaleza desconocida, pero “el diagnóstico precoz” es la mejor arma para combatirla. Estas son solo algunas pinceladas de la charla que ofrecieron ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA los doctores Mercedes Alperi López, responsable de la unidad de diagnóstico precoz de artritis del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), y Francisco Javier Ballina García, jefe del servicio de Reumatología del mismo centro hospitalario.

La doctora Alperi se centró en los aspectos más técnicos de la enfermedad. Habló sobre los fármacos que se utilizan para su tratamiento, sobre los efectos que produce en las articulaciones… Pero también lanzó mensajes claros y concisos: “El único factor que sabemos que afecta directamente a esta patología es el tabaco. Y no sólo eso, los fumadores que la sufren son menos receptivos a la curación”, asegura. La doctora Alperi -“una eminencia en su campo”, según señaló su colega durante el acto- advirtió de los peligros que corren aquellas personas que no tratan la enfermedad. “Pueden producirse daños irreversibles. No sólo en las articulaciones, también puede afectar al corazón, a los pulmones o a los ojos”, explica.

No en vano, “si no se lleva el control adecuado, se corre un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, mayor riesgo de infarto, de ictus, de trombosis o de anginas de pecho”, sostiene. Así, “si no hay un buen tratamiento la esperanza de vida de los pacientes puede disminuir hasta en diez años”.

El doctor Francisco Javier Ballina puso sobre la mesa algunos consejos para mejorar la calidad de vida de los afectados por la artritis reumatoide. “Lo primero que hay que hacer es aceptar la enfermedad, que no es fácil”, afirma. Después, es recomendable seguir una dieta mediterránea, tratar de no ganar peso y hacer deportes que no sean de contacto (sobre todo aeróbicos) y que hayan sido dados de paso por el médico. “El deporte, aunque parezca mentira, rebaja el dolor”, subraya.

Fuente: LNE